2006/11/28
Dilema eléctrico-moralMe encuentro en locación en Querétaro. Cosas de chamba, no lo voy a aburrir con intrascendencias. Voy a contarle, sin embargo, un incidente que pasó anoche.Verá usted, al llegar al cuartel general, léase la casa que renta la empresa para guarecernos por las noches, no teníamos electricidad. Por supuesto estábamos a oscuras, pero además casi no teníamos agua: en esta casa, el agua potable se hace llegar al tinaco con una bomba eléctrica. Y bueno, cuando acabé de asimilar esta situación, entré en pánico… Espere un momento. Ya lo veo diciéndome "no seas nena, cualquiera sobrevive sin luz y agua una noche". Lo cual es cierto. Pero antes de que termine de sermonearme le ruego olvide la luz y el agua potable, y considere las implicaciones serias: no tenía más que una hora de batería en la laptop, y ¡no tenía conexión a la Internet! Nomás de acordarme me puse chinito, ve. Ahem. Aparentemente, el jueves de la semana pasada nos suspendieron el suministro eléctrico, porque no se pagó a tiempo (porque no llegó el recibo). La morosidad se corrigió el mismo jueves, y la compañía de luz se comprometió a reconectar el servicio ese mismo día. Por alguna razón ayer lunes la estúpida luz seguía desconectada. Llamamos a la compañía de luz, quienes nos informaron que según sus registros el servicio ya había sido restablecido, y nos urgieron a reconsiderar nuestra apreciación de la oscuridad circundante. No sé, podría ser cuestión puramente psicológica, falta de fe o algo por el estilo. En cualquier caso, enviarían a alguien el día siguiente a revisar la situación. De forma que tuvimos una velada romántica a la luz de las velas. Vea en la foto, arriba, la cena de su amigable editor: sushi de supermercado y jugo de piña. Incidentalmente, le sugiero no consumir sushi a oscuras: por accidente mastiqué una bola de pasta de wasabi. Fue una experiencia interesante, esa. En fin. Yo no sé cómo funciona esto en otros países, pero en México la compañía de luz instala un medidor en el exterior de cada casa, que se ve así: El medidor sirve para (¡sorpresa!) medir el consumo de electricidad. Cada mes pasa un esbirro de la compañía a tomar la lectura, y en su momento usted recibe (si tiene suerte) esos números en un estado de cuenta que hay qué pagar. El medidor sirve también para castigar a los morosos: cuando la compañía determina que hay que interrumpir el servicio, envía de nuevo a su esbirro, quien remueve el medidor, desconecta físicamente los cables detrás de este y lo vuelve a instalar. Esto es efectivo porque no está bien visto que los ciudadanos vulgares y silvestres le anden merengueando las entrañas al medidor. Y porque el medidor tiene un sello, también, por si la presión moral no es suficiente. Pues bien, hoy por la mañana se apersonó el Mike, estimadísimo colega y hombre de verdad, no como la pandilla de inútiles que simplemente nos sentamos a maldecir nuestra suerte la noche anterior. Mike inspeccionó brevemente la situación, extrajo el medidor, constató que los cables no habían sido reconectados, corrigió la situación y reinstaló el aparato. Y yo pude planchar mi camisa. El punto de todo esto es: se supone que no deberíamos haber hecho eso. Muy probablemente es ilegal, y somos todos unas malas personas por haber abierto el medidor y arderemos en la hoguera del infierno, o algo. Y he aquí mi dilema: ¿Soy una mala persona… porque no se me ocurrió destapar el estúpido medidor anoche? Etiquetas: personal Comentarios |
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Coma frutas y verduras.
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